Visionando esta cinta, uno tiene la sensación de estar sintiendo una fracción, de un claro tiempo vivido. Retazos costumbristas concretos, que conforman la vida diaria, de un núcleo familiar de clase media baja, capitaneado por la madre (figura capital donde se concentra toda la tención). Simpatía y observación, heroísmo, ansiedad, frustración, sobrevivencia son las primordiales enseñas, que definen a este personaje femenino (extraordinaria interpretación de Karine Teles)
No siempre, en la cinta, sabemos la resolución concreta de las diversas problemáticas que se van sucediendo, es decir el cómo, sin embargo los asuntos espinosos se solucionan finalmente (también discurren aquellos retazos de crítica social). El continuo boicoteo acaba con nuestras expectativas narrativas. En resumidas cuentas, toda posibilidad desleal queda anulada. Se privilegia lo común de las vidas, los pequeños placeres cotidianos sentidos (esos instantes felices, son más bien fugaces, transitorios, sin embargo en el cielo habitan los nubarrones constantes y la melancolía también constante puede incidir bajo un tenue sentido del humor). Las catarsis, cuando surgen, son más bien formales, nunca resueltas como anécdotas.
Sinopsis: Irene es una ama de casa de Rio de Janeiro, que tiene cuatro hijos y ha acogido a su hermana y su sobrino, víctimas de malos tratos. Junto a su marido forman un clan muy unido pero han de lidiar con muchos problemas en su día a día.
2018: Festival de Málaga: Mejor película iberoamericana.