Sydney de Paul Thomas Anderson

Desde el comienzo el realizador ha trazado una panorámica de Norteamérica precisa, apuntando elementos clave ya sean estos económicos, sociales o culturales.

Esta cinta que nos ocupa más que un simple relato oscurantista sobre tahúres y redención –venganza- situado en Las Vegas, rompe con los convencionalismos, por tanto la trama está preñada por extraños recovecos, estos están ocupados por personajes que siempre están a la deriva –huye de toda ilustración, opta por la observación, el diálogo, no importa tanto el desenlace sino lo que ocurre-. Esa panorámica que se acerca a las geografías humanas como hemos aludido, siempre a la deriva se materializa, no solo desde el punto de vista narrativo, sino desde el punto de vista estilístico, siempre intrincado claro está dentro del relato, negando posibles subrayados –diálogos a contratiempo de la propia acción, los personajes se encuentran frente a frente dialogando, miran antes al espectador que al antagonista, de nuevo esa sensación de extrañeza, la relación por ejemplo que se establece entre Sydney y John; lo mismo ocurre con los travellings siempre lentos en su acercamiento bien sea con relación a la situación de los personajes como hacia los objetos inanimados, ya que estos de alguna manera definen a los personajes, por no hablar de la utilización del sonido en algunos casos como fondo, el sonido de las máquinas tragaperras por ejemplo, ese ruido que hacen los dados al tirarlos sobre el tapete, o los requiebros del montaje, esos insertos falsos de Tirad sobre el pianista que resuenan claro está como anécdota; incluso visualmente esa extraña combinación de cartas de póquer que definen esa sensación continua de caos que habita entre los personajes, además percibimos que la narración tiende a suspenderse, ocurre es cierto en acontecimientos relevantes, pero la puesta en escena tiende a minimizarlos mediante cierto hieratismo, volvemos a reseñar la importancia del diálogo, por supuesto es de agradecer el partido que saca el realizador de la dirección de los intérpretes apostando por la fisicidad-

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