Del averno creativo y su neurosis obsesiva nos habla esta comedia que se inspira en las propias experiencias personales del director, llevadas hacia limites narcisistas y ególatras que excluyen la buena voluntad del otro, sin cejar en un solo instante de herirse así mismo, hasta el punto de ridiculizarse (aunque es verdad que finalmente se autoexculpa protegiéndose en sus incertidumbres justificadas).
Su discurso termina por ser repetitivo hasta el punto de hartar al espectador debido a que las situaciones entran dentro de un bucle completamente estéril.
cinerama 