La bestia en la jungla de Patric Chiha

Nos resulta extraño, difícil de definir, pero el tiempo permanece quieto, entumecido o incluso suspendido en el aire, pero imperceptiblemente también avanza; he aquí la cuestión o mejor dicho el desafío y donde lo que es real convive con lo irreal dentro de un único espacio, que es mundo (la discoteca). Alii mismo el amor se paraliza.

La historia avanza y eso lo sabemos; bien a través del baile y sus músicas, y los modos del vestir, y también unas imágenes de un televisor nos avisa y esto es real porque existe un cambio, pero lo que experimentan nuestra pareja de protagonistas es bien distinto, porque el amor es una promesa y también una amenaza ensimismada y allí en ese espacio físico y emocional permanecen confinados, entumecidos por el miedo a que concluya la noche, que es perpetua o no lo es.

Sumidos en la oscuridad de la noche pasa el tiempo, y ellos permanecen detenidos sin envejecer, y los diálogos elusivos que mantienen ambos giran en una insistente y repetida cesión y concesión que se sostiene invariable, aplazando, si cabe, la extinción del deseo a la espera de la llegada de una tragedia, de un suceso inesperado que reclame una desobstrucción (y así es el deseo un trance imposible de explicar, una obsesión, una retención sin negativa, un estremecimiento estático y una infértil resistencia).

Nada empuja a la equivocación en esta historia que asume, de manera bien distinta y a contracorriente, los perpetuos desvaríos emocionales.

Libre adaptación de un texto escrito por Henry James.

2023: Festival de Sevilla: Nominada a Giraldillo de Oro- Mejor película.

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